Los presagios funestos de Moctezuma

Los presagios Funestos de Moctezuma

Hace 500 años, los españoles arribaron a tierras mexicas. Uno de los protagonistas de este proceso fue Moctezuma, el emperador de los mexicas o aztecas. Hernán Cortés, se refirió a él ante el emperador de España y Alemania como “Muteçuma” y hasta el siglo XVII los historiadores lo nombraban “Motecuhzoma”, aquí fue donde comenzó la historia de los presagios funestos de los mexicanas.

            Según la leyenda, diez años antes de la llegada de los españoles, se mostró en el cielo un cometa que provocó un gran alboroto entre la población. Poco tiempo después, el templo del dios principal de los mexicas, ardió en llamas y no pudieron  apagar el fuego. Más tarde, a plena luz del día, cayó fuego del cielo provocando caos entre la población. Un acontecimiento común en la cuenca del Valle de México se sumó a esta serie de presagios funestos: una inundación. No obstante, según los cronistas, en esta inundación “hirvió el agua.”

Los primeros cinco presagios fueron sobre acontecimientos que, hasta cierto punto, pueden considerarse como naturales. Después de los acontecimientos descritos, un femenino, terrible y desgarrador grito despertaba a los asustados mexicas. Cada grito era acompañado de un llanto desconsolado y en medio de esta espeluznante tristeza los mexicas juraban escuchar a modo de lamento “¡Hijos míos, ya tenemos que irnos lejos! ¡Ay mis hijos! ¿A dónde los llevaré?”. Este aterrador gemido fue el primer avistamiento de aquel espectro que en la colonia comenzó a recibir el nombre de “La Llorona”.

            No habían dejado de escucharse los lamentos de ese espeluznante espectro cuando los pescadores encontraron atrapada en sus redes una especie de grulla gris. El extraño animal fue llevado ante el emperador, quien al mirar en el espejo observó las estrellas, particularmente una constelación que los aztecas denominaban “el mastelejo”. Lamentablemente no sabemos a qué constelación hace referencia, pero su nombre deriva del instrumento que ocupaban en el ritual del Fuego Nuevo, que inauguraba cada era mexica, por lo que el emperador vio un presagio que significaba un cambio de era.

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Finalmente, del lago salieron unos monstruosos seres humanoides. Unas veces salían del lago seres aparentemente humanos pero con dos cabezas o dos cuerpos humanos unidos a una sola cabeza. En cuanto eran avistados, esos hombres deformes eran llevados de inmediato ante Moctezuma en la llamada “sala negra” o “casa de lo negro¨, pero apenas eran vistas por el emperador, desaparecían sin dejar rastro.

Todas estas señales les pronosticaban su fin y acabamiento, porque decían que había de venir el fin y que todo el mundo se había de acabar y consumir, de que habían de ser creadas otras nuevas gentes venir otros nuevos habitantes del mundo. Y así andaban tan tristes y despavoridos porque no sabían que juicio habían de hacer sobre cosas tan raras.

Esta historia la puedes encontrar, bajo diferentes versiones, en el primer capítulo del libro de Miguel León-Portilla, La visión de los vencidos, relaciones indígenas de la conquista, y podrás escucharla junto con otras narraciones extraordinarias en los interesantísimos tours que organiza Be México en el centro histórico de la Ciudad de México.

Editorial Be México   David Eduardo Vilchis Carrillo